«Cuando me saqué el carné aún había que hacer la ‘ele’ y la vuelta real»
El entrenador del Real Zaragoza abre el ciclo de entrevistas APAZ, en la que conversaremos con personajes relevantes de la sociedad zaragozana en clave de coches
¿Cuándo se sacó el carné?
Por allá en el invierno del 83. Ha llovido ya un poco.
¿De Primera, de Segunda, de Tercera…?
A la primera. Recuerdo que saqué el teórico y el práctico de vez. Me acuerdo que el práctico era de maniobras. Cuando me lo saqué aún había que hacer la ‘ele’, la rampa… Era lo que te tocase. Y también la vuelta real.
¿¡La vuelta real!?
Sí. Era salir con el coche y el examinador por la ciudad. Le llamaban así…
Hay una ciudadana británica que ha suspendido 84 veces el examen…
Estará bien cateada, ¿no?
¿Quién le llevaba a usted a los entrenamientos del Sevilla antes del sacarse el carnet?
Nadie, porque iba en autobús. Desde Arahal hasta Sevilla. Así hasta que me saqué el carné y me compré el primer coche.
¿Qué coche?
Pues yo me compré un coche de segunda mano, un Renault 5 TEKI, una preciosidad para la época. Con asientos de pétalo. Impresionante. Después por suerte me siguieron yendo bien las cosas y fui mejorando.
Dicen que el torero se sabe que triunfa cuando se compra un cochazo y un cortijo…
Yo no, yo no. Yo salí de abajo, me costó mucho y arriesgué muchísimo para ser futbolista. Tenía claro que el primer sueldo era para cosas más importantes que comprarme un coche. Ayudé a mi familia. Fue después, con el beneplácito de mis padres, cuando pude ahorrar para comprarme un coche mejor.
Que fue…
Un Renault 21 TXE.
Atiza…
Bueno, en aquella época era un gran coche eh.
Manolo Jiménez es de diesel o gasolina.
Más de diesel porque suelo trabajar en Sevilla, pero vivo en Arahal. Son 44 kilómetros de ida y 44 de vuelta, así que hay que mirarlo todo…
Hombre, ahora vive en Zaragoza, no en Sevilla. Eso sí, en los dos sitios hay tranvía…
A mí Zaragoza me encanta. Y me recuerda tanto a Sevilla… Aquí se vive muy bien… si no fuese por el cierzo. Es un 9 y sin cierzo sería de diez.
¿Mucho atasco, no?
Suelo coger el coche poco. Zaragoza es una ciudad muy cómoda, está todo a mano. Prácticamente cojo el coche para venir a entrenar. Rara vez voy al centro en coche.
Hombre, habiendo entrenado en Atenas, todo parece poco…
Eso era la jungla. Pero la jungla de verdad. Ahí había señales de ‘precaución, radar’, pero jamás vi uno. Yo he ido con taxistas en la AKTI-2 a 180 kilómetros hora.
El año pasado condujo al Real Zaragoza a una salvación milagrosa. ¿Fue la conducción más peligrosa de su vida?
Deportivamente sí. En la vida no. Una vez me encontré un suicida en la carretera y me pegué el mayor susto de mi vida. En la carretera de Sevilla a Málaga. Me tuve que tirar al arcén. Afortunadamente llevaba recién estrenado el Renault 21 y me respondió. No me salí de la carretera. A unos dos kilómetros lo denuncié a la Guardia Civil y me dijeron que justo le habían dado caza.
¿Qué permisos de conducción tiene?
Sólo el de coche. Iba a sacarme el de moto, pero desistí porque un compañero llevaba una 125 cc y se pegó un trompazo y me quitó las ganas.
¿Cómo va de puntos? Champions, Europa League o rozando el descenso…
Champions, Champions. Los tengo todos. Intento ser prudente y si me equivoco pido perdón. No suelo hacer cosas raras por ganar tiempo. Hago los stops, me paro en los semáforos… Vamos, hago lo que hay que hacer.
¿Por qué marca suspira?
Por ninguna. He tenido Renault, Citroen… Después he sido mucho de BMW, he tenido dos. En Grecia tuve un Mercedes. Ahora tengo un Audi. Gracias a Dios siempre son buenos coches. Como he tenido de todo, tengo claro que cuando tú pagas una buena marca, un buen coche, se nota muchísimo, sobre todo en seguridad, y si te lo puedes permitir… Pero hoy en día todos los coches vienen muy preparados.