Los expertos concluyen que el límite en ciudad a 30 km/h solo generará atascos

Límites de velocidad creíbles para que los conductores los respeten. Es la reclamación que los colectivos de automovilistas trasladaron ya hace años a la DGT porque, entienden, las actuales limitaciones no se ajustan a las necesidades de movilidad ni a las mejoras de las carreteras. Pero ni la subida a 130 km/h en los tramos seguros de autopistas y autovías, ni la rebaja a 90 km/h -e incluso 50-, en algunas vías secundarias y a 30 km/h en ciudad que propone Tráfico en el nuevo reglamento de circulación son bien vistas por los usuarios. ¿El motivo? Según advierten, la revisión a la baja en la red secundaria y en ciudad no reducirá la siniestralidad y en el caso de las urbes, se traducirá en más atascos y una circulación más caótica; mientras que en el caso de las vías de alta capacidad la subida a 130 km/h afectará a menos de un 20% de la red debido a la «condición restrictiva» de aplicarla en tramos con paneles variables.

Con la nueva limitación en las calles de un solo carril del casco urbano, España se convertirá en el primer país europeo que lleva a la práctica la recomendación de la UE: una velocidad máxima de 30 kilómetros por hora con el objetivo de reducir atropellos, fomentar el uso de la bicicleta, contaminar menos y ahorrar combustible. En la actualidad, los conductores de países del entorno europeo circulan a 50 km/h en ciudad, salvo Reino Unido que aplica una limitación a 48 km/h en zona urbana.

Las asociaciones de automovilistas advierten de que la revisión de velocidades planteada por Tráfico no supondrá una reducción de la siniestralidad y solo generará más retenciones en las ciudades. Para el director de la Asociación Española de la Carretera (AEC), Jacobo Díaz, la restricción de velocidad que plantea la DGT es «excesiva». «El problema de la accidentalidad en ciudad -argumenta- no está asociado a la velocidad, sino al incumplimiento de la normativa: saltarse semáforos en rojo, eludir los pasos de peatones o realizar maniobras no autorizadas».

«Es excesivo reducir en un 40% la velocidad en ciudad. Ir hacia los 40 km/h sería entendible, pero no a 30. Los conductores estarán ahora más pendientes del cuentakilómetros que de la conducción», cuestiona Jacabo Díaz, quien además apunta que los semáforos de las ciudades están predefinidos para 50 km/h, por lo que pasar a 30 km supondría el «reanálisis» de las intersecciones semaforizadas.

En cuanto a la revisión al alza en autopistas y autovías, Díaz sostiene que se podrá circular a 130 km/h en menos del 20% de la red de alta capacidad debido las limitaciones que pretende fijar el reglamento: «La condición más restrictiva es que esos tramos deben tener paneles variables».

El límite a 90 km/h, e incluso a 70 y 50 para algunos tramos de la red secundaria, no debe ser «genérico», a juicio del director de AEC. «No se puede criminalizar a todas las vías secundarias, uno de los criterios que se podrían tener en cuenta para la limitación de velocidad en estas carreteras (donde se producen el 80% de los accidentes mortales) es su tasa de siniestralidad, así como la intensidad del tráfico, las condiciones orográficas o el estado de conservación de la vía», defiende Jacobo Díaz.

Café para todos

Desde Automovilistas Asociados (AEA), su presidente, Mario Arnaldo, coincide con el director de AEC en que no se deben hacer limitaciones de velocidad genéricas. Arnaldo reivindica actualizar los límite de velocidad pero no mediante un sistema de «café para todos» sino analizando cada tramo de carretera, tanto en vías de alta capacidad, como en la red secundaria como en ciudad.

«Con el nuevo reglamento de circulación, Tráfico no persigue reducir la siniestralidad, sino simplificar su trabajo, que debería ser el de analizar las condiciones de cada tramo para establecer una limitación», sostiene. Para el presidente de AEA, la revisión al alza de 120 a 130 km/h en autopistas y autovías mediante paneles informativos si se dan las condiciones de seguridad, es un «caramelito» que trata de distraer la atención sobre el «verdadero objetivo» de la reforma:

«Reducir los límite de velocidad a 90, 70 y 50 en el 90% de las carreteras españolas (la red secundaria) y a 30 km/h en ciudad». «Estos límites ni son viables ni son creíbles, ni se utilizan en ningún país de la UE; lo único que van a generar es confusión entre los usuarios», concluye. A su juicio, tampoco están justificados porque, aduce, no siempre se cumple la regla de «a menor velocidad, menos accidentes».

Fuente: Faro de Vigo

listado completo de noticias